¿Y si el tecno fuera política pública?

Imagina que una ciudad pudiera latir al ritmo del tecno como política urbana. No como simple escenario de fiesta, sino como una urbe que usa el sonido para reanimar esquinas olvidadas, plazas desiertas o estaciones sin alma. ¿Y si la innovación no sólo se midiera en apps o coworkings, sino también en beats por minuto? Esta historia empieza por ahí: con la idea de que un DJ, una consola y una comunidad pueden ser tan transformadores como cualquier política pública si les damos el espacio adecuado.

El sonido que impulsa la innovación

En ciudades como Ámsterdam, Lisboa, Ciudad de México y São Paulo, se están implementando estrategias urbanas donde la música electrónica, y el tecno como política urbana, son una herramienta de regeneración social, activación económica y transformación del espacio público. Estas iniciativas han demostrado que la fiesta puede ser mucho más que entretenimiento: puede ser política urbana.

Desde festivales organizados en antiguas fábricas hasta intervenciones artísticas en plazas periféricas, la música tecno se ha convertido en un lenguaje común para recuperar la noche, conectar comunidades y atraer turismo consciente.

Frente al uso creciente de tecnologías para el control social, la música aparece como una resistencia suave, un espacio para reencontrarse con lo colectivo sin necesidad de algoritmos predictivos. Medellín, con su historial de resiliencia y transformación, tiene las condiciones para explorar esta vía. Ya existen pilotos de activación cultural en espacios no convencionales como terrazas comunales, estaciones de metro o parques urbanos. Lo que falta es una narrativa que conecte cultura electrónica con innovación social.

¿Y si esa narrativa ya estuviera en construcción, a través de artistas locales que han hecho de la música una manera de habitar la ciudad, sentirla y transformarla?

Ahí es donde la historia cambia de ritmo, pero no de fondo. Porque hablar de política urbana hecha de sonido es también hablar de quienes lo producen. Ese pulso local, que toma forma de bajo y compás, tiene nombre propio. No es solo una promesa, es una presencia que ya está resonando en la ciudad.

La historia detrás de CANDANCE

Uno de esos nombres es José David Montoya Rueda, conocido artísticamente como CANDANCE. Inspirado en figuras del tecno internacional como Alarico, Oscar Mulero y Di Nobu, CANDANCE combina bases contundentes con sonidos clásicos y envolventes.

Mi objetivo es generar emoción a través de mi música, creando una trayectoria de inicio a fin de que sea hipnótica y envolvente.

Su historia empezó hace 12 años al descubrir una pasión que se transformó en compromiso profesional hace tres años. Desde entonces, se ha dedicado a perfeccionar una técnica que se traduce en experiencias inmersivas y sensoriales en clubes destacados de Medellín como Avengers Club, Harmony Club y Terraza Club. Allí, más que sesiones, crea experiencias que capturan la energía de la ciudad y la traducen en sonido.

Comencé por amor a la música, y ahora estoy emocionado de compartir mi visión con el mundo. Mi música es un reflejo de mi pasión y dedicación, y espero que pueda conectar con aquellos que la escuchan.

Conexión tecnológica y visión de futuro

Utilizando plataformas digitales como SoundCloud, CANDANCE comparte fragmentos de su trabajo, construyendo conexiones globales desde lo local. Esta conectividad le ha permitido acceder a colaboraciones internacionales, expandir su audiencia y recibir retroalimentación de comunidades musicales especializadas en Europa y Asia.

Así suena la ciudad cuando el tecno se convierte en lenguaje urbano: “Anciedance”, por CANDANCE.

Además, Medellín está viendo emerger una nueva generación de bares y clubes con tecnología inmersiva: espacios dotados con sistemas de sonido multicanal, iluminación sensorial y vibración sincronizada con frecuencias graves, lo cual eleva la experiencia a un plano casi físico. En algunos casos, se integran tecnologías de biofeedback que adaptan la música a las reacciones fisiológicas del público, haciendo de cada presentación un acto dinámico y personalizado.

Transmisiones en vivo de alta fidelidad, entornos virtuales para presentaciones remotas y uso de NFTs como boletos de acceso o tokens de experiencias son otras herramientas que diferentes artistas de la escena electrónica están explorando para conectar con sus audiencias. Esta convergencia entre arte, tecnología y experiencia posiciona a Medellín no solo como un semillero de talento, sino como un nodo en la evolución del entretenimiento digital.

Según entrevistas recientes (MedellínStyle.com, 2025), CANDANCE considera que la escena electrónica local es un campo fértil para la innovación tecnológica y creativa, con un potencial aún mayor si se fortalecen las alianzas entre artistas, academia y plataformas digitales. En su visión, esta evolución contribuye a una Medellín más sostenible, inclusiva y vibrante desde lo cultural y lo social.

CANDANCE en acción: desde cabinas locales hasta sesiones digitales. Un artista que traduce el pulso de Medellín en tecno.

Ecosistema musical global y oportunidades de Medellín

El crecimiento sostenido de la industria musical lo respalda: en 2024, los ingresos globales por música grabada alcanzaron los 29.6 mil millones de dólares, marcando el décimo año consecutivo de expansión, con un crecimiento del 4.8% respecto al año anterior (Fuente: IFPI Engaging with Music 2023). Este fenómeno no solo refleja la fuerza del streaming —que representa más del 69% del total— sino también la necesidad de explorar nuevas formas de vivir, producir y experimentar la música en contextos urbanos.

Fuente: IFPI Global Music Report 2025. El streaming representa más del 69% del total de ingresos del sector.

Además, el informe Engaging with Music 2023 revela que las personas usan en promedio siete formas distintas de interactuar con la música, y dedican más de 20 horas a la semana a esta experiencia sensorial (Fuente: IFPI Engaging with Music 2023). Esto refuerza la idea de que los sonidos no son solo entretenimiento: son vehículos de identidad, salud mental, cohesión social y, por qué no, política pública.

Conclusión

La apuesta tecnológica y creativa de Medellín facilita el surgimiento de talentos como CANDANCE, pero también abre una conversación más amplia: ¿y si dejamos de ver la música electrónica como un simple espectáculo nocturno y la entendemos como una herramienta para el desarrollo urbano? Tal vez el beat del tecno no solo haga vibrar pistas de baile, sino también ciudades enteras.

Aprovechar esta energía para activar espacios públicos, integrar talento emergente como CANDANCE y fomentar experiencias artísticas accesibles, puede ser la llave para transformar Medellín —y otras ciudades latinoamericanas— en verdaderos epicentros de innovación cultural sostenible.

Ciudades como Ámsterdam, Lisboa, Ciudad de México y São Paulo han utilizado la música techno como herramienta de transformación urbana a través de eventos y políticas culturales.

Medellín cuenta con un ecosistema de innovación fuerte, una historia de resiliencia urbana y programas culturales que ya están impulsando procesos de regeneración desde la ciudadanía.